Manuela Cano B.*: Padre Darío gracias por aceptar la invitación. Antes de estar en Moniquirá usted se desempeñó como párroco en San Miguel de Sema, acompañó a la Diócesis en las acciones que fortalecieron la paz regional, vivió la realidad del Occidente de Boyacá, sus retos, sueños y vulnerabilidades. En ese contexto, usted conoció cómo surgió hace seis años el PDP Boyapaz partiendo del “Acuerdo Regional de Paz en el Occidente de Boyacá” firmado en 1990. Cuéntenos ¿Qué es Boyapaz?
Sacerdote Darío Téllez: Boyapaz en es fruto del esfuerzo de la construcción de paz en el Occidente de Boyacá desde hace más de 30 años tras el padecimiento de guerras por el botín de las esmeraldas en Cuscuez. Aunque, no es una entidad del gobierno o de reparación de víctimas, es una iniciativa sin ánimo de lucro gestada en Occidente por la sociedad civil, líderes, organizaciones, empresarios, autoridades locales y la Diócesis de Chiquinquirá, que busca aportar en la construcción de justicia social en un territorio que fue afectado por la guerra.

Manuela Cano B.: ¿Cómo logra Boyapaz ese objetivo?
Sacerdote Darío Téllez: Trabajando articuladamente con todas las voces del territorio mediante el desarrollo de procesos sociales en temas prioritarios para las comunidades enfocados en las líneas estratégicas de Asociatividad, donde se trabaja especialmente con Juntas de Acción Comunal; Incidencia, con jóvenes por medio del fortalecimiento de habilidades; y Reconciliación, con ejercicios de reconstrucción de memoria histórica y construcción de narrativas de paz.
Aunque es importante aclarar que no es una entidad con recursos y financiación propia, sino que su funcionamiento depende de la gestión con aliados públicos y privados del orden local, regional, nacional e internacional. Por lo tanto, Boyapaz no da peces, sino que enseña a pescar. Considero que su principal riqueza es el personal -profesionales provenientes de la región en los que se encuentran licenciados, ingenieros, trabajadora social, una antropóloga y un equipo de comunicaciones -, que entregan lo mejor de sí para impulsar el desarrollo humano integral del territorio.

Manuela Cano B.: Volvamos a la primera pregunta relacionada con la creación de Boyapaz y el momento histórico que se vivía en el Occidente, ¿Cómo fue ese contexto en el que surge Boyapaz?
Sacerdote Darío Téllez: Desde hace más de 30 años la región padeció varias guerras antes de los 80, especialmente por el botín de las esmeraldas en Coscuez. En los años 90 vino el deseo de la paz desde los mismos líderes, empresarios, autoridades locales y actores de la guerra, que junto a fue la Iglesia Católica, especialmente con Álvaro Raúl Jarro Tobos, así como alcaldes y fuerzas militares, querían garantizar la buena convivencia entre los pueblos y familias que estaban en guerra.
Luego de 20 años de parar la guerra se quiso formalizar ese pacto de paz para que el estado lo conociera y por ello se constituyó la corporación Corboypaz, sin embargo, su propósito duró tan solo dos años por falta de voluntad de todos los actores involucrados.
Luego de este primer intento y después de la bonanza que hubo en producción de esmeralda en el territorio, este siguió inmerso en la pobreza que había dejado la guerra. Entonces nos preocupamos por buscar cómo subsanar de esa dura realidad pensando en fortalecer el tejido social más allá del fin de la guerra. Para eso se creó Boyapaz, para acompañar a la región a encontrar soluciones a las diferentes problemáticas que se puedan encontrar en cada sector. Eso sí, de la mano con otras entidades sociales de la misma región, incluso con los mismos empresarios.

Manuela Cano B.: Usted ha hecho referencia al papel de la iglesia en el proceso de paz, pero específicamente ¿Cuál es la relación que tiene Boyapaz con la Diócesis de Chiquinquirá?
Sacerdote Darío Téllez: La relación es directa. Primero, porque La Diócesis tiene por misión cristiana ayudar a construir beneficio social en las comunidades y yo veo esa figura de pastoral social donde la Diócesis de alguna manera hace presencia a través de Boyapaz llevando voz de aliento y esperanza y también desde los proyectos buscar posibles soluciones y problemáticas que viven las comunidades. Boyapaz tiene una relación directa con la Diócesis, es como una hija de la Diócesis desde la cual se trabaja la parte social.
La entrega laboriosa de la entidad le ha permitido posicionarse como una entidad de beneficio y apoyo para el occidente. Por supuesto, gracias al importante trabajo de sus directivos, primero el padre Dominico Juan Pablo Romero, y actualmente, el de Karoll García, que le ha dado ese color pujante y de emprendimiento a Boyapaz. De igual forma, varias parroquias de Occidente han estado apoyando para que todo esté al alcance.
Veo esa relación de Boyapaz con la Diócesis de madre a hija. Desde luego falta mucho todavía por lograr, pero si hay un gran porcentaje de avance de trabajo laborioso.

Manuela Cano B.: Padre, ha sido un gusto dialogar con usted en el marco del cumpleaños de Boyapaz, especialmente porque usted es oriundo y durante mucho tiempo trabajó en el Occidente de Boyacá e hizo posible lo que hoy es Boyapaz, gracias.
Manuela Cano B.* hace parte del equipo de comunicaciones del PDP Boyapaz.